La noche del 4 de febrero de 1913, el presidente de El Salvador, Manuel Enrique Araujo, es victima de una trampa mortal en pleno centro de San Salvador. Los agresores fueron capturados y ejecutados rápidamente. Cubriendo las verdaderas razones detrás del asesinato. Algunas teorías apuntan a conflictos personales, mientras que otras sugieren conspiraciones políticas que buscaban frenar sus reformas.
Nadie se da por vencido. Nadie deja de buscar a los desaparecidos y cada pista vale su peso en oro. Este bien podría ser el credo de trabajo de los colectivos de búsqueda en México. Madres, abuelas y hermanas que se han negado a que el miedo y las amenazas les roben la verdad. Para una madre buscadora no hay peligro que la detenga.
Mayo Sibrián, el comandante que durante años el FMLN ha tratado de mantener oculto. Y es que Mayo es una de sus figuras históricas más infames.
Era un comandante que vivía entre la locura y una esquizofrénica fantasía de espías. Llegó a estar totalmente convencido que la mayoría de sus camaradas eran infiltrados de la CIA. Lo que hizo que ordenara ejecución tras ejecución.
Su forma cruel de infligir dolor le ganó el sobre nombre de “El carnicero de la paracentral” …Imagínese porqué.
El miedo y la violencia entró a San José Guayabal para arrancar su tranquilidad y el alma de sus habitantes.
Y cuando muchos políticos corrieron a esconderse bajo sus escritorios o se coludieron con la criminalidad, Mauricio Vilanova, alcalde de Guayabal, salió a las calles a patrullar con la policía para hacer la diferencia.
Miró directo a los ojos de las pandillas para decirles: "Aquí nunca van a mandar ustedes"